Vamos a emprender una ruta apasionante, vamos a emprender un viaje por las aguas que bañan todas las costas del saber universal. Para ello es necesario un esfuerzo, un tiempo, un «algo» que nos instigue, que nos estimule a continuar por el camino elegido, sin desmayo, sin agobio, sin miedo. El estímulo perfecto, es el querer saber cómo va a acabar, como va a terminar nuestro viaje. ¿Qué importa el esfuerzo y el desvelo, si la respuesta está ahí? . Vamos a tratar de matemáticas, vamos a empezar por el principio, con los números enteros y las operaciones elementales; cosas sencillas que aparentemente reúnen escasa dificultad, pero que veremos más tarde, son la base de metas «más elevadas», de operaciones aparentemente más complejas y distantes. Pero no solo esto, que ya de por sí, veremos que puede ser apasionante, nuestros horizontes a la hora de mirar el mundo que nos rodea, se habrán ampliado de una manera tal, que pueden hacernos cambiar las perspectivas de bastantes cosas que forman parte de nuestro mundo. No hay esfuerzo sin recompensa. Tal vez, no la que esperamos, pero es posible que con el paso del tiempo, nos llevemos una sorpresa
Todo, absolutamente todo, aunque no lo veamos ni lo estimemos posible, estoy convencido, que tiene su contrapartida; aunque muchas veces nos preguntemos el por qué de muchas de nuestras acciones, y no sepamos contestar en ese preciso momento, no significa que no tengan sentido, solo significa que no hemos acabado de ver la obra de nuestra vida, y aún no hemos dado sentido a muchas cosas; así pues: Adelante.